Se respira tranquilidad en la cocina de Elena y Cristóbal. La mezcla de colores no podía ser más armónica, el verde de las paredes y elementos de paso combinado con el gris nube del mueble nos transmite ese ambiente calmado del sur que buscaban sus propietarios; el mármol en la encimera equilibra la solidez de un material con historia y la percepción volátil que nos provoca su contacto.
El sol baña de luz la estancia a través de la ventana unificando el color del conjunto, regalándonos con ello la sensación de paz que todos tenemos cuando miramos el mar. Eso es lo que buscaban sus propietarios, la calma que todos esperamos después del ajetreo diario. Un ambiente donde poder compartir con nuestros seres queridos los momentos cotidianos, que no por ello menos especiales.
Para ello se ha aprovechado la zona trasera de la península con una mesa adosada. Lugar donde los más pequeños hacen los deberes mientras los demás trabajan en la cocina. O donde disfrutamos del primer momento del día tomando el desayuno. También para una comida rápida o leer un libro con la agradable luz de la tarde. Una cocina que no es solo para cocinar.
Sin duda Elena y Cristóbal han conseguido ese rincón de hogar donde todo tiene su lugar y nada sobra, donde conseguimos que el día a día sea un espacio de vida que disfrutamos compartiendo con los nuestros.